jueves, 26 de mayo de 2011

Pintando Guitarras

Alumnos de 3er. año A y B de guitarra decorando la clase en una jornada de pintura, pintando guitarras en el piso del salón.(24/05/2011)
Luego al otro día retomando sus tareas junto con 4 año (pocos niños día de lluvia!!, 25/05/2011)













miércoles, 25 de mayo de 2011

"¿cualquiera puede cantar?"

Alguien una vez me preguntó: "¿cualquiera puede cantar?" y yo empecé a pensar casi como un matemático, que si la afinación, que si las cuerdas vocales, que si el oído, que la cultura musical (ya ahí tenía la cara empacada esa con que conocemos a Beethoven, porque es la que ha trascendido de esos tiempos) hasta que cuando ya estaba por darle un discurso en lugar de una respuesta, de pronto se me vino un pensamiento fulminante, como un fogonazo, que enseguida quemó toda la estructura atrofiada que ya estaba armando desde una "pose" de músico académico para dejar al otro sin posibilidad de réplica. De golpe, cuando estaba pensando en decir "no, no cualquiera..." casi involuntariamente mis labios dijeron "sí, cantar es permitido en casi cualquier circunstancia de la vida, y no es penalizado por nuestro orden jurídico. Así que cualquiera puede cantar, tocar la guitarra, el piano, la trompeta y la flauta dulce, y sería recomendable que esa posibilidad se concrete en el plano de la realidad".
Me quedaron mirando un tanto extrañados desde el otro lado, porque todo esto fue dicho con el tono neutro de voz que utiliza un abogado o un juez cuando explica una ley. Luego, me caería la ficha de lo que había dicho. ¿Es realmente importante la cuestión de "poder" cantar?
Cantar, afinado o no, suave o atronadoramente, con sentido o sin él (que me perdonen Larbanois-Carrero, que estoy contestándoles un verso que hicieron célebre), no solo es "posible" para todo el mundo, sino también "necesario", en mayor o menor medida. Todos lo necesitamos, es una expresión biológica (o sea "cantar es nomás abrir la boca" de ahí, las disculpas pedidas a nuestros artistas uruguayos).
Cantar sinceramente, sin preocupación del resultado, y tocar un instrumento, sin preocuparse de saber hacerlo o no, es absolutamente necesario. Quizá algunos lo necesitamos más que otros, pero ¿qué importa?. En lo personal me resulta muy útil cuando estoy cansado por llegar a casa, caminando por la calle. Suelo ir cantando. Es como que me acorta el trayecto. Y además, no tengo que introducir ningún auricular en mis oídos y aislarme del resto del mundo, puedo seguir en alerta (alguna vez me he entusiasmado demasiado y perdí un poco de noción del espacio inmediato, pero no por mucho tiempo y nada muy grave).
Qué pasaría si en lugar de pensar en el típico combo tecnológico de juegos electrónicos que pensamos regalar (y que salen lo suyo), pensamos en ir regalando un instrumento musical nuevo? no tiene por qué ser un carísimo piano de cola, o un sofisticadísimo teclado con todos los efectos especiales, puede ser un pandero, un tambor, una flauta, platillos, una guitarra (que quizá nos sea lo más cercano a
nosotros) u otro instrumento cualquiera. Que sean como juguetes, pero hay que jugar. Hay que hacer sonar, y comenzar a investigar jugando.
Solo me pregunto que pasaría, si jugáramos musicalmente sin preocuparnos por hacer el ridículo, que es a lo único que el noble uruguayo promedio teme más que a llegar a fin de mes. Quizá ese niño mañana sea un ingeniero brillante, con capacidad de jugar con los números, para luego aplicarlos técnicamente, pero seguramente, va a tener algo distinto en su forma de mirar la vida si tiene una formación artística. Y no hablo de diplomas, sino de experiencia, experimentación.
El arte tiene un aspecto bien interesante, porque busca un estado de cierta anarquía, pero lo persigue a través de reglas complejas, que se están permanentemente derogando unas a otras, y reflotando como agua en ebullición. Por eso, la experiencia artística válida es la que pasa cuando uno la vive con total sinceridad, no tanto con total perfección. La perfección produce admiración, pero sin sinceridad, no pasa de la vidriera.
Es un gusto encontrarme con ustedes en estos espacios. Hoy me puse un poco filosófico, pero ya hablaremos de cosas concretas también, como ser en qué vamos con los guitarristas del turno vespertino. Saludos cordiales, hasta pronto.

Gustavo Reyna Prof. Guitarra entre otros.......